YA NADA ES LO QUE ERA
¿Dónde están esas viejas costumbres que nuestros padres conocieron en los bares?.
Esas costumbre que nos hizo destacar a los hosteleros de
muchas de las profesiones. Antiguamente no existían las cartas, era el mismo
camarero el que recitaba de una forma espectacular toda la variedad de tapas.
Ya se han cambiado eso por cartas plastificadas y carteles donde se anuncian
las tapas que podemos degustar.
Al igual que las
comandas donde el camarero anota el pedido .Cada vez más se están perdiendo las viejas costumbres y se están
cambiando por la conocida PDA y la pantalla táctil.
Y eso por no hablar de la tiza con la que el tabernero
apuntaba en la barra de metal el precio de lo que el cliente pedía, ahí sí que salían las cuentas claras, no había
problemas a la hora de pagar, los clientes tan sólo hacían caso a la cantidad
que le decía el camarero y pagaban sin
rechistar. Buenos momentos aquellos, para haberlos vividos, momentos que día a día
se han ido perdiendo y nunca volverán.
Ya no es lo que era, pero luchamos los mismos trabajadores
para que no se pierdan muchas costumbres , costumbres tan bonitas que tan solo
he conocido de oído, pero que no me gustaría que desapareciesen por completo, y
la próxima generación la recuerde como la recuerdo yo y luchen porque esa tiza
que pintaba la barra o ese camarero recitando las tapas, ese que utilizaba las
comandas de toda la vida.
Libreta y bolígrafo
en mano para escribir un sin fin de tapas, para que el cliente nunca olvide los
cimientos de una hostelería que arrasa
por donde pasa, una reliquia entre las miles de profesiones. Como dice un gran
amigo y compañero de profesión: “dónde
se dejó esa vieja escuela..”.
Eduardo Portillo Fernández ©.
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