viernes, 12 de octubre de 2012

¿CUÁNTO VALE LA PALABRA DEL EMPRESARIO?







LA FALSA PALABRA DE UN EMPRESARIO




Desde siempre he destacado mi palabra como hombre, como un contrato que firmo, cada vez que la doy no es  de boquilla sino de por vida.

¿Por qué no hacen lo mismo muchos empresarios con sus trabajadores? ¿por qué  nos prometen cosas que nunca se cumplen? ¿Es que ya la palabra de una persona no tiene valor? El compromiso al darla hay que cumplirlo a raja tabla, o pensar antes de darla en los acontecimientos que pueden llegar.

Como en más de una ocasión,  se comprometen a darnos trabajo y un buen día,  la palabra que nos dieron cambia por completo y nos mandan a la calle. ¿Con qué cara los miramos? ,o ¿de qué manera reaccionamos? ¿Nos tenemos que tomar la ley al pie de la letra?

Hagan algo por favor, que desde fuera todo se ve muy bonito,  y al igual que atendemos todas nuestras obligaciones tenemos que recibir lo que nos merecemos y lo que se habla desde el primer día de trabajo, hay que cumplirlo sin excusa alguna.

Si  ve que el negocio no va bien, hagan algo a tiempo y no dejen las cosas para última hora ya que los mal parados  siempre seamos nosotros.  Un  buen día, sin mediar palabra, no se puede dejar a toda una plantilla sin trabajo, y lo que es peor, sin lo que nos corresponde, sin lo que nos hemos ganado demostrando nuestra profesionalidad y nuestra lealtad hacia ellos, algo que no es recíproco. Todo por culpa de un empresario que se llena el bolsillo  gracias a unos trabajadores humildes que no tienen la culpa de nada.





Eduardo Portillo Fernández ©.

 

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